UNA USURPACION QUE COSTO A SUS PROPIETARIOS $ 20 MIL Y UNA ENFERMEDAD CRONICA PRODUCTO DE LOS NERVIOS VIVIDOS

Mas de $ 20mil en arreglos, problemas de salud crónicos a raiz de una crisis nerviosa y la acumulación de deudas por servicios fueron algunos de los resultados de la usurpación realizada en una vivienda de calle Rawson durante 20 años. Hoy, a 7 meses de que el juez bahiense Agüer restituyera a sus propietarios la casa de Rawson 351, las consecuencias de la vivienda tomada aun se hacen sentir entre sus legítimos propietarios. La vivienda del plan Pro Casa "tenía pieza, cocina y baño. Nosotros agregamos 2 habitaciones que cuando la usurpan aun estaban sin techar (...) luego, esta casa la entregan en octubre de 2006 toda hecha un desastre. Todo roto. Me habían sacado hasta la pileta del lavatorio del baño. La puerta de entrada estaba rota. Toda la pared quemada porque habían hecho asado y parrillada. En el baño habían hecho unos agujeros en la pared para poner unas trabas y atrancar la puerta.., realmente todo era un desastre. Hubo gente que no estuvo de acuerdo con el desalojo, pero yo tengo un videocassette grabado para que el día que lo quieran ver puedan ver en que estado quedó la casa. Eso demuestra que yo no miento. Lo único que quería era mi casa de manera correcta, bajo la ley" señaló Ana Peón, titular junto a su esposo Gregorio Betanzo de la controvertida vivienda de Rawson 351. Respecto de una inversión que demandó mas de $ 20 mil entre recambio de materiales, mano de obra y recomposición de deudas, Peón explicó que "cambié puertas, ventanas, piso. Puse todo lo del baño. Estaba el agua cortada porque se llegó a una deuda de $ 2500. Ellos dejaron esa deuda. Fuí a hablar haber si se podía cortar el agua y me dijeron que no la podían cortar. La cosa siguió hasta que yo vine 2 o 3 veces a quien estaba ocupando esta casa y me dijo que había empezado con una moratoria. Yo la puse en duda porque se supone que para una moratoria tiene que firmar un titular y ellos eran usurpadores, asi que no sé como hicieron los papeles. Cortaron el agua cuando se llegó a una deuda de $ 2500 (...) Lo cómico del agua fue que cuando a mi me dan la casa, si yo no entraba en una moratoria, a mi no me conectaban el agua, siendo la titular. Lo otro fue el medidor de la luz que EDEA se lo conecta con un certificado de domicilio y cuando uno va a conectar la luz piden certificado de domicilio, contrato de alquiler, titulo de propiedad, de todo, pero en ese momento, con un servicio y una garantia mal hecha, se lo dieron". Peón relató que justamente en ese momento atravesaban duros momentos a nivel laboral "a mi marido en ese momento lo habían despedido del trabajo. Cobró $14.000 de indemnización, que fue lo que pusimos en la casa y todavía me faltan pilas de cosas dentro para poder vivir honestamente. Ademas del gasto, lo que más me indigna es que no tenga a quien reclamarle lo que es mio, ya que hoy en día todo tiene que ser con abogados. Eso no tiene que ser así porque lo que es tuyo es tuyo, nadie te lo puede quitar". En estos extraños sucesos acaecidos en el año 2004, paradojicamente quienes ocupaban propiedades eran familias que aducian una clara insuficiencia económica, pero como contrapartida, los propietarios de la vivienda de Rawson 351 era otra familia que estaba alquilando y aguardaba terminar de edificar una habitación para ocupar la vivienda que finalmente terminó usurpada. Rara situación está de familias de pobres contra otras menos pobres. Ante las presiones que recibió y las presiones que aun denuncia recibir hoy en día, Ana Peón aclara acerca de lo que sucedió en octubre que "fue un juicio de desalojo. Aca no hay que culparlo al intendente ni a nadie. Porque en un momento dijeron que el intendente tenía algo que ver. ¡Nada que ver!. Aca actuó la justicia. El desalojo se decreta en Bahía Blanca, por tribunales". Finalmente, y sobre lo que afectó esto su salud, Ana Peón describe su actual situación bajo el siguiente cuadro "por problemas de nervios en ese tiempo se me declaró una tiroides incontrolable y estoy actualmente en tratamiento. Todo fue a consecuencia de los nervios. La gente a la que le pasa lo mismo me debe entender. Tenes que gritar, denunciar en la comisaria, y despues te insultan, te dicen barbaridades, te gritan en la calle. Todo eso teniendo uno su propia casa. Ahora me pasa que por ahí estoy en la calle trabajando y te gritan cosas, que yo por no seguir en el mismo lío, me las tengo que aguantar y eso como persona te duele" concluyó Ana Peón.

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